El carnaval de Colonia, una de las fiestas más populares de Alemania, empezó ayer bajo grandes medidas de seguridad tras la ola de agresiones en esa ciudad en la noche del fin de año, atribuidas a demandantes de asilo e inmigrantes.
Ese suceso tuvo una enorme repercusión en el país y acrecentó la presión sobre la canciller Angela Merkel y su política de puertas abiertas con los migrantes.
Siguiendo la tradición, la conmemoración se inició a las 11:11 locales en la plaza del Viejo Mercado, a inmediaciones de la catedral de la ciudad.
Sin embargo los habitantes aseguran que este año hay menos Jecken (apasionados del carnaval, en dialecto renano) que otras veces. Martin, de 60 años, miembro de la Asociación del Carnaval del Viejo Mercado, coincidió en que se notó la falta de gente.
“No quiero que los agresores de mujeres salgan ganando”, explicó Ramona, disfrazada de superheroína con el pelo pintado de violeta.
Movilización
La Policía desplegó 2 mil 500 policías para la actividad, tres veces más que el año pasado y en el centro la presencia es muy visible entre la muchedumbre de personas disfrazadas de cowboy, payaso, princesa o soldado imperial de Star Wars.
Las fuerzas de seguridad están alertas y ayer arrestaron en un gran operativo, en la región de Renania y en Berlín, a dos argelinos sospechosos de estar preparando un atentado con el apoyo de la organización yihadista Estado Islámico.
Como muestra del impacto de las agresiones en la ciudad, el tradicional desfile del Lunes de Rosas tendrá este año una carroza donde Mutter Colonia, la figura que representa la ciudad, está llorando. En vez de llevar sus tradicionales gafas rosas, ahora rotas en el suelo, y que le permiten ver la vida con optimismo.
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