La administración del presidente Juan Manuel Santos liberó a 16 de los 30 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que fueron indultados en el marco del proceso de paz, que ambas partes realizan en La Habana para poner fin a medio siglo de conflicto armado.
“Es un primer gesto unilateral del Ejecutivo, luego de evaluar el cumplimiento del cese unilateral por parte de las FARC, la consecuente disminución de la violencia y los avances del proceso”, dijo la estatal Oficina del Alto Comisionado de la Paz.
El 22 de noviembre, el Gobierno indultó a 30 insurgentes, quienes están presos en cárceles del país, por el delito de rebelión, como gesto de confianza. Los 9 hombres y 7 mujeres liberados salieron de los penales de La Picota y El Buen Pastor, de Bogotá. Ninguno de ellos está condenado por delitos graves y tendrán que comprometerse a no regresar a las filas de los alzados.
Cuatro de los indultados tienen permiso para viajar a La Habana, en calidad de ciudadanos autorizados para recibir información del contenido de los acuerdos alcanzados en las negociaciones. La guerrilla, que calificó el indulto como un gesto positivo, elevó sus exigencias y pidió como gesto humanitario liberar también a 80 prisioneros de las FARC, que están en grave estado de salud.
En discusión
Los alzados empezaron a discutir con el Ejecutivo estrategias para terminar con los grupos paramilitares, considerados por la guerrilla como la mayor amenaza para cerrar el conflicto armado.
Difícilmente se podría entender que las FARC pasarían de una organización armada a un movimiento político legal sin tener ciertas garantías, como la desarticulación de las bandas ilegales contraguerrilleras, expuso Pablo Catatumbo, negociador de paz de ese grupo, durante una conferencia de prensa.
La guerrilla anunció el comienzo de las discusiones sobre una de sus mayores preocupaciones de cara a la firma de la paz, prevista para este año, tras acordar la verificación internacional de su futuro desarme.
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