El Parlamento de Haití eligió la noche del sábado al domingo a Jocelerme Privert como presidente interino, un procedimiento inédito ante un vacío institucional creado por la suspensión de las elecciones, que sumergió al país más pobre de las Américas en una grave crisis política.
El que era hasta el sábado presidente del Senado asegurará la sucesión de Michel Martelly, quien concluyó su mandato el 7 de febrero sin transmitir el poder a un sucesor, tras la postergación indefinida de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales debido a protestas de la oposición.
En un acuerdo firmado pocas horas antes del final del mandato de Martelly, el Parlamento recibió el encargo de elegir a un presidente interino para un mandato limitado a 120 días. Es la primera vez desde 1946 que un jefe de Estado de Haití es elegido de manera indirecta.
Privert, de 62 años, ahora tiene la misión realizar la segunda vuelta presidencial, prevista inicialmente el 27 de diciembre y suspendida indefinidamente debido a múltiples protestas opositoras, que denunciaron fraude y un “golpe de estado electoral” fomentado por Martelly.
Antes del extenso debate de nueve horas y una segunda votación que dio paso a su elección, Privert aseguró que formaría un “gobierno de consenso capaz de inspirar confianza y capaz de crear la paz para seguir el proceso electoral”.
En la primera vuelta presidencial el 25 de octubre, el candidato oficialista Jovenel Moïse obtuvo el 32,76% de los votos, frente a 25,29% al opositor Jude Célestin, quien calificó los resultados de “farsa ridícula”.
Antecedente
El ahora exsenador vuelve al poder Ejecutivo, que había abandonado bruscamente en 2004 tras la salida al exilio del entonces presidente Jean-Bertrand Aristide. Privert fue nombrado ministro de Interior en 2002 tras haber presidido la Dirección General de Impuestos durante tres décadas.
En los disturbios que siguieron el abrupto final del mandato de Aristide, en el marco de manifestaciones populares y bajo la amenaza de un Ejército sublevado, Privert fue arrestado el 4 de abril de 2004 por su supuesta participación en la masacre de la Scierie de Saint-Marc.
Privert pasó 26 meses en prisión y después de hacer una huelga de hambre fue liberado. Su regreso a la política ocurrió durante las elecciones legislativas de 2010.
Su misión como presidente interino se anticipa delicada debido a que el plazo para realizar las elecciones es muy ajustado.
Privert además debe elegir un primer ministro capaz de armonizar las expectativas de una clase política fuertemente polarizada.
Si bien la política general del futuro gabinete deberá obtener la aprobación de los diputados y senadores, el otro desafío de los partidos y la sociedad civil es conformar un nuevo consejo electoral (CEP).
El CEP a cargo de la organización de las elecciones debe ser recompuesta luego de que seis de sus nueve miembros renunciaran, una tarea que siempre ha sido motivo de tensiones ante denuncias de que el Ejecutivo pretende controlar la institución.
Los feroces oponentes al Martelly, que protestaron durante meses contra el proceso electoral, ya demostraron con una marcha el viernes en las calles de Puerto Príncipe que rechazan que su lucha fuera confiscada por el Parlamento.
Los manifestantes consideran un error la candidatura de Jocelerme Privert, acusando al poder legislativo “de instaurar una aristocracia que sería juez y parte a la vez”.
La inestabilidad política exacerba la inflación, que asciende al 60 por ciento golpeando el bolsillo de los haitianos, quienes viven debajo del umbral de la pobreza.
Mientras una sequía desde hace varios meses y que, según el Programa Mundial de Alimentos, “unos 3,6 millones de haitianos sufren de hambre, de los cuales 1,.5 millones están en situación de inseguridad alimentaria severa”
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