Sin duda, el toque de humor y alegría del comienzo de las fiestas agostinas en El Salvador lo ponen Los viejos de agosto, esos personajes tradicionales que mantienen viva la identidad de los ciudadanos de ese país.
¿Cómo nacieron y quiénes son los más representativos? Es una interrogante que el periódico La Prensa Gráfica responde en un reportaje, el cual se destaca esa parte de la cultura arraigada en los salvadoreños que esta semana disfrutan de un prolongado descanso.
Los popularmente conocidos como Los viejos de agosto se han convertido en una tradición que llegó para quedarse. Su infaltable presencia en el inicio de las fiestas patronales de San Salvador le da realce a la alegría, por su colorido y bromas en las marchas festivas.
Se trata de un grupo de actores que da vida a los personajes característicos de la cultura salvadoreña, entre ellos: la Siguanaba, el Cipitío y otros más universales como el diablo, la mujer embarazada y el cura.
Las mascaradas y danzas traídas por los españoles toman un nuevo rumbo al fusionarse con las tradiciones indígenas, incorporando elementos del conocimiento popular del país centroamericano, dando como resultado a Los viejos de agosto.
Esta costumbre nació en el siglo XIX, impulsada por personas que se disfrazaban de mujeres y satirizaban a los personajes públicos de la época, acompañados por música muy particular de bombo y pito.
Los infaltables
La Siguanaba es una de las figuras que más disfrutan los asistentes en los cortejos programados. Se trata de una leyenda salvadoreña (aunque también está muy arraigada en los relatos sobre espantos en Guatemala) de una mujer hermosa que atrae a los hombres, que al hacerlo se convierte en un monstruo. Quien la personifica en el desfile explota sus atributos para hacer reír a todos.
El Cipitío es representado por un niño barrigón, con un gran sombrero y un peculiar traje blanco. Es el hijo de la Siguanaba y junto a ella se encargan de asustar a las personas en el desfile de este período.
El diablo, con el fin de que la gente pase un momento lleno de risas, es una de las principales atracciones del desfile, pues hace muchas bromas a las personas, utiliza su cola para darles pequeños golpes y hace divertidos bailes. La mujer embarazada, como una figura universal, se acerca a las parejas de novios o casados, exigiéndole a los hombres que “se hagan cargo” y que le den dinero para la manutención de su hijo. Definitivamente, les hace pasar un momento divertido, refiere la publicación.
El cura, este viejo de agosto que personifica a un sacerdote, se encarga de reprender a los asistentes a los desfiles agostinos y darles sermones.
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