Un experimento científico en un laboratorio de la Universidad de Costa Rica (UCR) dio vida a lo que podría ser la solución para combatir un peligroso microbio que se aloja en los hospitales y en el organismo de algunos pacientes.
Y es que la laboratorista química Marilyn Porras trabajó en la creación de una nanopartícula capaz de liberar un antibiótico para atacar los efectos de la bacteria llamada Pseudomonas aeruginosa AG1, microorganismo asociado a las infecciones en ojos, oídos, piel y tejidos blandos, especialmente en personas que han sufrido graves quemaduras.
Según una nota publicada en el periódico La Nación, basada en declaraciones de especialistas, esta invención, que solo es visible bajo un microscopio electrónico, podría ser la esperanza para debilitar los gérmenes que habitan en los nosocomios, los cuales son resistentes a los antibióticos y responsables de las infecciones urinarias y respiratorias, particularmente en pacientes con fibrosis quística y con respiración artificial.
Surge un invento
Porras es estudiante de posgrado de la Facultad de Microbiología de la UCR e investigadora asociada del Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Lanotec), del Centro Nacional de Alta Tecnología, en Pavas, señala la información.
A la profesional de la química se le encomendó un proyecto, el cual consistía en diseñar en el laboratorio unas partículas esféricas que miden 50 nanómetros de diámetro. En estos momentos, la nanopartícula descubierta está en proceso de obtener patente.
Un nanómetro es la medida resultante de dividir un metro en mil millones de partes. “Si comparamos a la Tierra con una pelota de tenis, la nanotecnología sería la disciplina que estudia a escala esa pelota”, explicó José Roberto Vega, director del Lanotec.
Fernando García, catedrático del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de dicha casa de estudios superiores, coordina desde 2004 una investigación sobre las infecciones intrahospitalarias causadas por la Pseudomonas aeruginosa.
“Esta bacteria se encuentra en suelo, agua, plantas, alimentos y otras superficies. Se adapta a muchos ambientes, incluyendo los hospitalarios”, afirmó.
Incluso, ese bacilo puede sobrevivir en antisépticos, desinfectantes, jabones y otras soluciones de limpieza, destacó. El especialista indicó que es muy difícil precisar cuántos pacientes infectados hay en los centros asistenciales.
A decir del científico, el uso inadecuado e indiscriminado de los antibióticos favorece al desarrollo de resistencia de estas bacterias.
Sin embargo, considera que el descubrimiento de Porras será la solución para estos problemas que se dan en los centros asistenciales. Espera que, al llenar los requerimientos respectivos, su colega logre el registro de la propiedad intelectual de su proyecto.
Componentes
Según Porras, la materia prima para fabricar estas nanopartículas es el quitosano, un componente derivado de la quitina que, a su vez, es un compuesto químico muy abundante en la naturaleza. Ambos son polímeros, es decir, grandes moléculas formadas por unidades estructurales más pequeñas que se repiten.
Después de la celulosa, la quitina es el polímero más abundante en la naturaleza. Está presente en el exoesqueleto (coraza) de insectos y crustáceos como camarones, langostas y cangrejos.
“Tiene propiedades bacteriostáticas y fungistáticas, lo que significa que impide a microorganismos como bacterias y hongos, crecer, reproducirse y provocar infecciones. También se utiliza para la cicatrización de heridas”, declaró Porras.
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