El accionar urgente de los gobiernos de Guatemala y El Salvador para evitar el deterioro de la cuenca del río Ostúa y del lago Güija, los cuales ya presentan cierto grado de contaminación; situación que podría agravarse si se autoriza el funcionamiento de la mina Cerro Blanco, fueron parte de las peticiones que surgieron durante un foro ambiental efectuado ayer con participación de organizaciones centroamericanas.
El Colectivo Madre Selva, organizador del evento, propuso que se adopten estrategias como implementar plantas de tratamiento como medidas de prevención, pues el referido afluente es una de las 38 cuencas hidrográficas que drenan el territorio nacional, inicia su recorrido en las montañas de Jalapa, pasa por cuatro de sus municipios y cuatro de Jutiapa para descargar sus aguas en el fronterizo lago Güija.
Jorge Grijalva, de Madre Selva, refiró que ambos países deben poner en práctica políticas que eviten el deterioro de la región, donde habitan cerca de 200 mil personas, y añadió que la población de la parte baja está preocupada por el riesgo que se corre ante la posibilidad de explotación de minerales del
citado proyecto minero.
Las conclusiones fueron entregadas a representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores (Minex), Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) y de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), así como serán remitidas a las autoridades salvadoreñas.