Las plantas de este alimento brotan de la tierra para garantizar el sustento familiar.
La siembra del maíz es una tradición ancestral que prevalece entre las familias campesinas, en los cuatro puntos cardinales de nuestro país. Gran parte de los agricultores cosecha el grano para el autoconsumo y para comercializarlo en los mercados locales.
Cada año, con anticipación y dependiendo de cada región, se prepara la tierra y se inicia con el corte de maleza y la quema de rozas o arando el terreno donde se plantarán las semillas.
Luego, se espera que caigan las primeras lluvias de la época de invierno para comenzar la siembra del maíz, explica el ingeniero agrónomo Eliú Arnoldo González, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).
Durante un recorrido en los campos de cultivo de Parramos, Chimaltenango, González dice que los campesinos siembran maíz en las periferias de sus terrenos, ya que en el corazón de estos cultivan hortalizas que comercializan en los mercados nacionales.
Diversificación
La siembra del maíz es una actividad especial en la cultura maya, pues las semillas utilizadas son ancestrales, es decir, se ha conservado la esencia y pureza de los granos.
Sin embargo, las familias poco a poco han comenzado a diversificar dichos elementos y, mediante el MAGA, han recibido otros mejorados y resistentes al cambio climático.
Para lograr dicho objetivo, se impulsan diálogos, charlas y capacitaciones a los campesinos, a la vez de asistencia técnica. “Para obtener ingresos económicos, es necesario diversificar la actividad agrícola. Por ello, se les entrega pilones de hortalizas, pollos de engorde y árboles frutales, con los cuales se mitigan los problemas de alimentación y se previene la desnutrición”, señala el experto.
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siembras al año se realizan en otras regiones del país.
Osberto Alvarado, de 56 años, pequeño agricultor de la aldea Parraja, en el citado municipio, expresa que siembra maíz y frijol de enredadera. En octubre o noviembre prepara los terrenos, para que estos obtengan humedad, y los sembrados comienzan en marzo. La cosecha se da ocho meses después.
“Guardamos los granos, ya que gran parte de esos es para el consumo de la familia y muy poco para la venta”, comenta el agricultor, mientras señala sus terrenos para que podamos observar el tipo de cultivos que hay en ellos.
A la vez afirma: “Siembro maíz, siguiendo la tradición de mis ancestros. La semilla es una herencia de los antepasados. Sin embargo, también utilizo la que me proporciona el MAGA, que es de buena calidad, y lo recomiendo para que se utilice en las actividades agrícolas”.
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cultivos se cosechan en los terrenos: maíz, frijol y hortalizas.
Una bendición
Nuestro recorrido continúa en la aldea Chiriguyú, siempre en Parramos, para localizar a doña Rosa Calan Pajoj, con quien platicamos sobre los cultivos. Para llegar a dicho lugar, nos internarnos en la montaña y caminamos aproximadamente 25 minutos, desde el asfalto de la carretera.
Ya en el lugar, Calan nos narra su experiencia con los granos básicos: “Para nosotros, las lluvias son una bendición, ya que con ellas iniciamos la siembra de maíz y frijol para el consumo de la familia”.
La campesina afirma que también cosecha hortalizas, con las cuales se genera ingresos económicos. “Este es un trabajo agotador, pero necesario para nuestras vidas. Con esta actividad logré sacar adelante a mi pequeño hijo, quien tenía desnutrición aguda”, nos indica.
Calan explica que ha recibido apoyo del MAGA, y los técnicos de dicha cartera le enseñaron a cultivar hortalizas, para lo cual le proporcionaron pilones.