Élder Manrique Figueroa Rodríguez, es el actual secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, institución encargada del reguardo de las zonas protegidas del país.
Durante años laboró en el Instituto Nacional de Bosques, como evaluador de planes de manejo forestal, y trabajó en conjunto con municipalidades y comunidades en temas técnicos forestales.
Trece años de experiencia en el ámbito de manejo sostenible de recursos agrícolas, proyectos comunitarios e implementación de cadenas productivas, además de proyectos ambientales en áreas protegidas, entre otros.
En Guatemala existen 336 áreas protegidas declaradas, que abarcan el 32 por ciento del territorio nacional y son la tercera parte del país, que proveen de un sinnúmero de beneficios a la población en general, por lo que el plan actual es que sean una importante fuente de ingresos económicos al atraer al turismo ecológico, explicó Élder Manrique Figueroa Rodríguez, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), quien considera vital la conservación de los ecosistemas.
¿Por qué decidieron abrir las áreas protegidas al turismo?
Muy sencillo; hemos efectuado estudios y se llegó a la conclusión de que estas ofrecerán al visitante nacional y extranjero una amplia variedad de destinos turísticos, con atracciones singulares, además de contar con productos diferenciados y con el apoyo de los operadores de turismo del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat).
¿Por ello crearon una página web especial?
Sí, oficialmente se lanzó el portal que se denomina Viaje por las áreas protegidas de Guatemala (www.turismo-sigap.conap.gob.gt), en el que el viajero encontrará lugares, horarios, acceso, ubicación, ideales para interés, todo en 5 destinos que incluyen más de 10 áreas protegidas.
¿Cuál es la situación de las áreas protegidas?
Tenemos el mandato del cuidado integral de este patrimonio natural otorgado por el Decreto 4-89 del Congreso de la República, y en la mayoría están otorgadas en coadministración, mas no así en extensión.
La más grande es la Biósfera Maya, que tiene 60 por ciento de todas las áreas y es administrada por el Conap.
Además, el Parque Nacional Tikal, que fue la primera protegida, en 1955. Incluye las zonas de usos múltiples, los parques nacionales, entre ellos Laguna del Tigre y Sierra del Lacandón.
La Biósfera es una de las que tiene más problemas, especialmente por las invasiones en Laguna del Tigre, donde hay más de 30 comunidades que están de manera ilegal (2,400 familias), y en su mayoría tienen denuncia en el Ministerio Público, ya que se está dando cumplimiento al mandato legal que se tiene. Además, hay invasiones en Sierra del Lacandón y también se han presentado querellas.
¿Pero, colaboran algunas comunidades?
Hay muchas que están en la zona de usos múltiples que colaboran en el cuidado de la Biósfera, especialmente en las áreas otorgadas en concesión, que son 500 mil hectáreas donde efectúan un buen manejo forestal.
¿Qué actividades ilícitas se cometen en áreas protegidas?
Antes era la frontera agrícola, hoy es para ganado, cultivo de frijol, pepitoria y pasto para ganado. Hay mapas satelitales que identifican a esos grupos. También la tala de árboles, una actividad ilegal que es rentable, pues se llevan el producto y al resto le prenden fuego.
Considero que esto es preocupante, especialmente el área más vulnerable, que está en el noroeste del país. En el departamento del Petén, por ser zona fronteriza, hay mucha vulnerabilidad, hay saqueo forestal, tráfico de la fauna y depredación de los monumentos
arqueológicos.
Tenemos personal guardarrecursos en un centro de operaciones; además, contamos con el apoyo del Ejército y de la Policía Nacional Civil, por medio de la División de Protección a la Naturaleza (Diprona); sin embargo, faltan recursos y las áreas están vulnerables.
Se tiene 400 guardarrecursos en todo el país, y unos tienen entre 350 y 700 hectáreas a su cargo, con presencia, también, en las áreas coadministradas.
¿Cuántas denuncias han llevado al Ministerio Público?
Las denuncias son de diferente tipo; del 2016 a la fecha son un total de 216, pero comenzaré con este año: en la Biósfera Maya de Petén se tienen 24 denuncias por atentado contra el patrimonio natural y cultural de la nación; 2 por tráfico ilegal de flora y fauna; 16 por usurpación de áreas protegidas; de ellas, 25 son en casos de Laguna del Tigre, San Andrés, Petén y 1 en Poptún.
¿El 2016 fue el año de más denuncias?
Sí; del 1 de enero al 31 de diciembre surgieron 168 procesos, y son en la Biósfera Maya: por Atentado contra el patrimonio natural y cultural, 94; de ellas, 24 son de Laguna del Tigre, y 26 de la Sierra del Lacandón; y por tráfico ilegal de flora y fauna son 17. Por usurpación de áreas protegidas, siempre en Petén, 28, y 1 denuncia por contaminación en el río San Pedro, en La Libertad.
¿Cuál fue la situación en la temporada de incendios forestales 2016-2017?
Ese es uno de los grande problemas que se confrontan año con año, ya que el 95 por ciento de estos son provocados, causando daños irreparable a la flora, fauna y al patrimonio cultural.
En la temporada 2016-2017 se atendieron 802 siniestros, de los cuales 619 fueron forestales; además, 90 no forestales y 93 en áreas mixtas, que quiere decir “entre forestal y no forestal”, en tierras municipales, del Estado, comunales, privadas y en
concesión.
¿Dónde fue el mayor número de siniestros?
Ocurrieron en 21 de los 22 departamentos de la República y se utilizaron 18 medios aéreos, mil 367 terrestres y 15 mil 600 litros de agua y ocurrieron en Petén, 145; Quiché, 92; Huehuetenango, 67; Sololá, 54; Guatemala, 49; Zacapa, 44; Baja Verapaz, 48; Totonicapán, 41; Chimaltenango, 38; Jalapa, 34; Jutiapa, 30; Chiquimula, 30; Sacatepéquez, 27; San Marcos, 24; Alta Verapaz, 23; Quetzaltenango, 21; Santa Rosa, 19; El Progreso, 10; Escuintla, 4; y Suchitepéquez e
Izabal, 1.
¿Qué representa en hectáreas?
Una pérdida muy grande, tomando en cuenta los años de recuperación en esas extensiones forestales.
Se quemaron 15 mil 894.70 hectáreas, y no forestales se destruyeron 7 mil 670.89, que dan un total de 23 mil 565 hectáreas
dañadas.
¿La mayoría de los incendios son provocados?
Sí, en orden están los intencionados, como quema agrícola, leñadores, colmeneros, quema de basura, de pastos, carboneros, fogatas, cazadores y otras causas.
Los árboles destuidos han sido coníferas, latiofoliado, mixto y otro tipo
