Los hechos recientes que han conmovido a la comunidad educativa (estudiantes, maestros y padres de familia), por más trágicos, son un llamado a la reflexión no solo para atender los problemas en el sistema de educación, a los cuales no se les había dado la importancia, sino también para tomar medidas urgentes de prevención en los centros de enseñanza.
Entre esos casos está la muerte del alumno en una piscina de un establecimiento privado en la capital, y dos más de abuso sexual cometidos supuestamente por docentes en Quiché y Jalapa.
Ante estos acontecimientos, el Ministerio de Educación anunció sanciones drásticas contra aquellos maestros que, después de las investigaciones respectivas, resulten responsables del daño físico y psicológico de los menores.
El titular de la cartera, Óscar Hugo López, reconoció que existe preocupación, pues los establecimientos educativos deben ser lugares donde la niñez y la juventud se congreguen para aprender, socializar y prepararse, y no en los que pongan en riesgo su integridad.
Las autoridades de enseñanza han anunciado que serán contundentes en las sanciones cuando las averiguaciones, a cargo del Ministerio Público, concluyan, para lo cual la cartera colabora proporcionando información al ente pesquisidor.
Es preciso, además, cumplir con lo normado para la prevención, como el protocolo de registro, identificación, atención y referencias en caso de violencia. También existen comisiones en las Direcciones Departamentales de Educación para abordar un hecho, brindando atención inmediata, seguimiento y acompañamiento a las víctimas.
La unión de esfuerzos entre las autoridades del ramo, los encargados de los centros educativos y padres de familia también es fundamental para implementar sistemas de protección en las escuelas, institutos y colegios, así como orientar a la niñez sobre lo que no debe permitir por parte de sus mentores y compañeros.
Entre otras medidas, se debe mejorar el tema de la supervisión del claustro de maestros y los demás colaboradores de los establecimientos, y analizar debidamente el currículo de los aspirantes a un puesto de profesor, con lo cual se evitaría que hechos como los descritos vuelvan a repetirse.
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