Las comisiones de trabajo del Congreso de la República fueron establecidas para analizar y dictaminar iniciativas de ley presentadas en beneficio de la ciudadanía. Dichas salas tienen la tarea de consensuar los anteproyectos antes de que lleguen al pleno para su discusión y aprobación.
En la actualidad hay 52 de esas instancias, entre extraordinarias y específicas. A pesar de lo numeroso de esas comisiones, su labor ha sido escasa, pues, como ocurrió el año pasado, fueron pocas las iniciativas que recibieron opinión.
Lo anterior había provocado críticas en diferentes sectores sociales, los cuales adujeron que la cantidad de salas era muy elevada, en comparación con lo actuado, pues aunque existen muchas propuestas por estudiar, la mayoría está engavetada.
Por ello, la Junta Directiva del Congreso buscó los consensos para disminuir el número de dichas instancias y logró que se quedara en 35. Según la Dirección Legislativa, entre las no productivas estaban las de Paz y Desminado, Deslegislación, Juventud, y la de Seguimiento a las Comisiones de Postulación.
Para el presidente del Parlamento, Mario Taracena, lo ideal era que debían existir 40, lo cual fue respaldado por otros legisladores y activistas sociales. Por eso se propuso eliminar algunas de las extraordinarias, cuyas funciones se trasladaron a otras prioritarias.
Las autoridades del Legislativo y analistas consideran positiva la decisión de reducir el número de comisiones y permitir que las específicas que sí han realizado una buena labor continúen. Afortunadamente se concretó la propuesta, lo que genera un ahorro para el Congreso, el cual eroga Q3 mil mensualmente para el funcionamiento de cada sala.
Toda acción que se impulsa para lograr un mejor desempeño es acertada, pues lo que se busca es trabajar de manera eficiente por el bien común. Corresponde a la ciudadanía velar y exigir que cada instancia rinda cuentas sobre sus actuaciones.
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