¿Quién dice que el amor a primera vista no da resultado? A veces sí. Igual la planificación, unas veces sí resulta y otras no.
Lo ideal, lo mejor sí es planificar. Pero la vida es así. Resulta que cuando ya se tenía todo bajo control, con resultados proyectados y con mínimo riesgo de cambios en el futuro, pues Dios decidió un nuevo escenario para montar la obra. Los roles cambiaron, el actor principal fue una sorpresa.
Hoy nos toca a todos apoyar este equipo que se integra para lograr objetivos comunes. Funciona si se evita meter zancadilla. Genera resultados si se adopta una actitud propositiva y crítica a la vez, que conduzca a tomar las mejores decisiones y a aprovechar de manera eficaz y eficiente los recursos de que dispone.
El equipo viene con ganas, contento y dispuesto a hacer su trabajo. El mensaje ideal para ganar el partido es: “No le maten los sueños, no le halen el aire. Hay que dejar que siga. Eso sí, a ratos hablarle muy recio para que no ‘meta la pata’. Denunciar, para que no metan zancadilla”.
Es importante construir confianza, hacerse cuates para que el partido, que dura cuatro años, lo gane Guatemala, y los contrarios estén bien identificados; se tenga claro que son violencia, pobreza, injusticia e inseguridad. Hacerse cuates para sacar de la cancha todo lo que estorbe, obstaculice y corrompa las jugadas magistrales que se requieren para anotar los goles indicadores de reducción de desnutrición crónica, muerte, enfermedad, pobreza y pobreza extrema, analfabetismo y tristeza.
Ahora sí hay cómo lanzar propuestas y denunciar, así que limitaciones solo existen en la mente. Sí se pueden hacer propuestas. Eso no quiere decir que a todo, el técnico del equipo diga que sí, seguro que él tendrá que analizar lo que se puede y lo que se debe hacer. El objetivo es participar y aportar. Lo que también se vale es, de nuevo, lograr que el técnico escuche el clamor y vea desde fuera de su escenario las jugadas que son consecuencia de su dirección y liderazgo. Para eso hay todo un sistema vigilante, que cuenta con los recursos para auditar el partido completo.
Desde la tribuna se escuchan porras. Uno y otro color a ratos pierden la atención del partido por agredirse verbal y emocionalmente, eso no ayuda. Desde la tribuna vienen mensajes de ánimo, recios, cercanos y débiles, otros que se traducen en oración y muchos que logran acciones de apoyo concreto. El asunto es que el partido apenas empieza. Hubo que mover posiciones, dejar en la banca a unos y traer relevos que jugaron la vez pasada.
Los delanteros se enfrentan a los medios, los volantes analizan presupuesto y los defensas se organizan, mientras el portero alerta, visualiza el campo completo. El entrenador mantiene el control para no permitir que los nervios le ofusquen. El reto, la ilusión y el riesgo, seguro provocará que cada uno de ellos dé lo mejor de sí. Esto funciona y tiene que salir todo bien.
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