Estar acompañado es algo necesario para los seres humanos. El ser ineludiblemente social obliga a cada individuo a compartir la existencia, construirla juntos y vivir con otros. Cada persona que es parte de la sociedad depende de esta para su desarrollo. La razón, determinante en su esencia, no es factible sin la posibilidad de crear vínculos sociales en los que la emotividad está presente.
No obstante, el egoísmo que se ha desarrollado dentro del capitalismo deja oculta la naturaleza social, que es parte esencial de cada ser humano. La acumulación de riqueza, el lucro, la competencia desleal han fomentado el individualismo y, con ello, el alejamiento de la cooperación y solidaridad. Se dice que hay que estar bien para hacer el bien a los demás; que uno no puede hacer buenas obras si está mal consigo mismo. Pero, ¿qué es estar bien? ¿Se puede lograr el bienestar sin la presencia de los otros? Estar bien no puede lograrse sin contemplar a los demás, ya que nadie logra su bienestar aisladamente.
Es indispensable la compañía, la construcción de vínculos humanos, por lo que pensar en estar bien en solitario es una construcción egoísta e inimaginable, producto de derivaciones irracionales. Lo humano busca socializar, necesita de la compañía de los otros; son esos vínculos los que fortalecen la racionalidad, la emotividad y espiritualidad de cada individuo.
La compañía de las personas que uno estima se hace necesaria para una existencia mutua; el vivir en una sociedad, en un mundo en donde hay diversidad de seres humanos, es parte de lo que determina la existencia de estos. El contacto humano, la presencia de los otros con sus miradas, sonrisas y palabras se hacen necesarias para el crecimiento emocional e intelectual de toda persona. No obstante, que la nueva tecnología, la era de la cibernética, la telefonía acercan a los seres humanos, también los alejan. Lo que antes duraba días, semanas, incluso meses para comunicarse, ahora se hace instantáneamente.
Las bondades de la tecnología, el Internet y sus aplicaciones pueden ser la causa del rompimiento de las relaciones interpersonales. Lo que antes se lograba con la presencia y calor humano, ahora se hace a través de ondas electromagnéticas, por medio de un teclado. Zygmunt Bauman dijo en relación con eso; “En vez de servir a la causa de aumentar la cantidad y mejorar la calidad de la integración humana, de la comprensión mutua, de la cooperación y solidaridad, la red ha facilitado prácticas de aislamiento, separación, exclusión, enemistad y conflictividad.”
El mal uso de esa tecnología está dejando atrás la posibilidad de solidificar nexos sociales más firmes, y con ello, los abrazos, las caricias y los besos se están convirtiendo en cursis manifestaciones del pasado.