La existencia es lo más valioso que poseemos.
Recorro con la vista las cosas que han estado ahí, que no había percatado y visto antes. Paso mi mirada sobre ellas, sin darme cuenta de su existencia, miles de percepciones indistinguibles hieren mis ojos. Hoy, por alguna razón, esos detalles aparecen aumentados, mostrando su riqueza y fruición para mí, y pienso, ¿por qué no me recreé antes con ello? Y me digo: me he perdido de tanto o quizás he estado perdido por largo tiempo.
Las mentes se programan, las programan, unas veces más, otras, menos, asaltadas por mensajes e imágenes que llevan la intencionalidad de aquellos que, cual testaferros, obedecen a siniestros personajes que ostentan el poder y quieren, y se hacen con nuestra conciencia para su beneficio. El dominio del otro, su inutilización y adormecimiento lo logran con la creación de mundos artificiales que sepultan lo verdadero.
Persuasivos y persistentes son los mensajes e imágenes que metafóricamente, cual martillo, golpean persistentemente a nuestro inconsciente, trastocando nuestras emociones, moldeando la naturaleza de lo que somos, esculpiendo lo que a otros les interesa que seamos. Ver lo que otros quieran que percibamos, aprender lo que ellos esperan y que sea reproducido robóticamente es lo que nos convierte en masa. Así surge la cultura, aquello que alimentado de falsa conciencia, se convierte en alienación.
Ahora miro esos pequeños detalles, respiro con nuevos aires lo que antes respiraba a través de tóxicas inhalaciones. De golpe me doy cuenta de que es mucho más valioso el ser que el tener. Que lo que destruye a la especie humana es lo innecesario y también los excesos y, que eso, lamentablemente para muchos, es lo valioso. Todo consumo genera desechos y en demasía, también convierte a las personas en eso.
Ser feliz con lo necesario, ver esos pequeños detalles aumentados, con sus aromas, con su calidez, vivacidad, colores, brillo y destellos, es más satisfactorio que acumular bienes y vivir angustiados a la espera de que un día nos serán arrebatados. No existe más que esta vida, por lo que hay que vivirla a plenitud y sin engaños.
Darnos cuenta de que seguir vivos significa la posibilidad, que la existencia es lo más valioso que poseemos y que no es posible ser felices en soledad, permitirá aquilatar cada momento de la vida y la presencia de los seres que comparten nuestras alegrías y también nuestras tristezas. Hoy, por alguna razón, me doy cuenta de esos pequeños detalles que estando tan cerca, los he esquivado y me han dejado vacío por mucho tiempo.
Deja un comentario