Las protestas futuras deberán tener criterio; eso es lo que se espera.
Al realizar un balance de lo sucedido en el año que terminó, para algunos fue un gran período, otros en cambio sufrieron la pérdida de un ser querido, el deterioro de su salud, perdieron su empleo; en fin, fue un mal año. Individualizando lo sucedido, se relativizan los criterios, la felicidad de unos es la tristeza de otros.
Y qué decir del país, un significativo número de guatemaltecos piensa que 2015 fue el año del despertar de la conciencia ciudadana, pues la serie de manifestaciones emprendida por ciertos sectores que se iniciaron en abril, a raíz de la denuncia de la CICIG de la red de corrupción que abarcó a diversas esferas del Estado, en la que destacó la denominada La Línea, que significó la caída del expresidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti.
No obstante, para otros, no hubo tal despertar ciudadano, por el contario, los manifestantes fueron instrumentalizados por los sectores hegemónicos, con el apoyo de los medios de comunicación a fin de que las peticiones se centraran en la renuncia de Pérez y Baldetti. Esto dejó intacto el sistema político imperante ya que el tema central de las demandas lo constituía cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la cual no sufrió cambio sustancial alguno.
Lo cierto del caso es que se eligió a un nuevo Presidente del país, quizás el más inesperado la población se inclinó por el candidato que, según su criterio, representaba una nueva opción diferente a los políticos tradicionales que han gobernado. No obstante, en el Congreso de la República fueron reelectos aproximadamente 79 diputados de la anterior legislatura, que ha sido considerada de las peores de los últimos tiempos.
El 2015 concluyó y quizás lo mejor que tuvo para los guatemaltecos fue que una organismo internacional, la CICIG, mostró que se puede luchar contra la corrupción. Para el país, el gobierno del Patriota trajo consigo una aguda crisis en el sistema de Salud, el abandono de la educación y los niveles más infames de corrupción y pobreza que se han vivido.
Aunque muy poco sirvieron las manifestaciones de 2015, quedó en el imaginario colectivo la posibilidad de mostrar el descontento, saliendo a las calles. Sin embargo, las protestas futuras deberán contar con criterio, eso es lo que se espera de la sociedad este año y los venideros. Una sociedad crítica es más difícil de engañar.
Pero las evidencias son claras y ante el actual panorama político, se espera para 2016 lo mismo de lo mismo, al menos en el Congreso de la República.
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